domingo, 31 de agosto de 2014

¿NUNCA ES DEMASIADO TARDE?

Como se habrá percatado quien lo lea, este blog es generalmente un vocero del sionismo y de la cultura judaica y tiende a salir en defensa de todo lo que huele a judío, israelí o hebraico en general. No en pocas ocasiones ha mantenido posturas poco respaldadas por la llamada opinión pública mundial general y por la española, en particular.

Siendo esto como es, y pese a quien pese, nos sentimos con el derecho de dar un tirón de orejas al mundo judío, cuando éste así lo requiere. Sepan ustedes que en el judaísmo no hay santos, sino sólo justos -tzadiquim-, lo cual quiere decir que nadie es perfecto, ¿no?

Dicho esto, esta mañana nos hemos desayunado con un artículo del periódico Jerusalem Post en su edición inglesa, en el que se informaba de que una de las ramificaciones de la Agencia Judía apostaba por la “inversión” en el análisis genético de individuos no judíos a lo largo y ancho del mundo para, de este modo, al descubrir ellos su posible ascendencia judía, remota o no, escasa o no, llegar a subvertir la tendencia actual de animadversión del “mundo” hacia los judíos y hacia el estado de Israel. Se dice en el artículo que, así como el estado de Israel había invertido anteriormente en el área de la arqueología para demostrar con la extracción de restos arqueológicos la presencia ancestral del pueblo de Israel en el territorio que ahora ocupa su estado y así convencer al mundo de que, efectivamente, ése debe ser el suelo patrio para siempre, en estos momentos se debe invertir en lo que apuntamos anteriormente.

Sin embargo, también se señala en el artículo de manera clara que la Agencia Judía y el estado de Israel, por ende, no pretenden con ello hacer proselitismo, sino solamente hacer conscientes a los individuos de que, “fíjese, si su tatatatatarabuelo fue judío, usted debería ponerle un me gusta al estado de Israel” y listos. También se cita una fuente estadounidense que habla de la creciente simpatía de los hispanos por el estado de Israel, al descubrir éstos que tienen “antepasados judíos obligados a convertirse al catolicismo por la Inquisición española de la Edad Moderna”: ya. Pero esto es otro cantar que merece un aparte y de lo que sólo apuntaremos que nos parece mentira que a los llamados mesiánicos se les abra la puerta de la amabilidad -que no la puerta, no nos engañemos-, ahora que la situación postguerra deja al estado de Israel con el semblante muy afeado para el status quo mundial. ¿De verdad a las iglesias evangélicas mesiánicas sí y a los individuos que apuestan por el rigor científico no? Creemos que, en su afán por cerrarse a todo y a todos, a nadie se le ha pasado por la cabeza el diferenciar ambas cosas, lo cual nos parece triste e incluso chapucero.

Pues bien, para los que siempre hemos defendido al estado de Israel desde las trincheras de la familia, de los amigos, de los pueblos, de los estados europeos -y un largo etcétera que no viene al caso-, esta postura se nos antoja una salida a la desesperada, que llega tarde y mal por parte de un establishment judío -no hablamos de individuos, por supuesto- que tenía la puerta cerrada a cal y canto para los enemigos, pero, desgraciadamente, también para los amigos. Organizaciones como Shavei Israel eran ninguneadas por las instituciones israelíes que gestionaban los asuntos de la Diáspora y judíos militantes de la talla de Dori Lustron de Por Israel, se partían la cara periódicamente con determinadas instancias israelíes, por el rechazo de éstas a abrir, no una puerta, sino un resquicio al mundo no judío para temas que fueran más allá del mero turismo cultural.

En otras ocasiones hemos señalado de dónde proviene esta actitud de autodefensa del mundo judío y hemos manifestado comprenderla, dada la historia de este pueblo sobre la faz de la Tierra. No obstante, en estos momentos se impone el tirón de orejas, como mínimo, ya que somos muchos los que hemos sentido cierta frialdad, cierta mirada de desconfianza, por parte del mundo judío, cuando hemos tratado de entrar al zaguán de una casa que idolatrábamos por multitud de razones, sin mayores pretensiones de ser invitados a cenar.


Nunca es tarde, dicen los viejos del lugar, para aprender cosas en la vida. Ojalá este paso implique que se aprende una lección y no sea, como parece, una impostura superficial que pronto pasará de moda y donde se juzga en bloque y a bulto, pues cualquier camiseta de "I Stand with Israel" es bienvenida. Lo entendemos, de verdad, pero nos sigue entristeciendo.