Como se habrá percatado
quien lo lea, este blog es generalmente un vocero del sionismo y de
la cultura judaica y tiende a salir en defensa de todo lo que huele a
judío, israelí o hebraico en general. No en pocas ocasiones ha
mantenido posturas poco respaldadas por la llamada opinión pública
mundial general y por la española, en particular.
Siendo esto como es, y
pese a quien pese, nos sentimos con el derecho de dar un tirón de
orejas al mundo judío, cuando éste así lo requiere. Sepan ustedes
que en el judaísmo no hay santos, sino sólo justos -tzadiquim-,
lo cual quiere decir que nadie es perfecto, ¿no?
Dicho esto, esta mañana
nos hemos desayunado con un artículo del periódico Jerusalem
Post en su edición inglesa, en el que se informaba de que una de
las ramificaciones de la Agencia Judía apostaba por la “inversión”
en el análisis genético de individuos no judíos a lo largo y ancho
del mundo para, de este modo, al descubrir ellos su posible
ascendencia judía, remota o no, escasa o no, llegar a subvertir la tendencia
actual de animadversión del “mundo” hacia los judíos y hacia el
estado de Israel. Se dice en el artículo que, así
como el estado de Israel había invertido anteriormente en el área
de la arqueología para demostrar con la extracción de restos
arqueológicos la presencia ancestral del pueblo de Israel en el
territorio que ahora ocupa su estado y así convencer al mundo de
que, efectivamente, ése debe ser el suelo patrio para siempre, en estos momentos se debe invertir en lo que apuntamos anteriormente.
Sin embargo, también se
señala en el artículo de manera clara que la Agencia Judía y el
estado de Israel, por ende, no pretenden con ello hacer proselitismo,
sino solamente hacer conscientes a los individuos de que, “fíjese,
si su tatatatatarabuelo fue judío, usted debería ponerle un me
gusta al estado de Israel” y listos. También se cita una fuente
estadounidense que habla de la creciente simpatía de los hispanos
por el estado de Israel, al descubrir éstos que tienen “antepasados
judíos obligados a convertirse al catolicismo por la Inquisición
española de la Edad Moderna”: ya. Pero esto es otro cantar que
merece un aparte y de lo que sólo apuntaremos que nos parece mentira
que a los llamados mesiánicos se les abra la puerta de la amabilidad
-que no la puerta, no nos engañemos-, ahora que la situación
postguerra deja al estado de Israel con el semblante muy afeado para
el status quo mundial. ¿De verdad a las iglesias evangélicas mesiánicas sí y a los individuos que apuestan por el rigor científico no? Creemos que, en su afán por cerrarse a todo y a todos, a nadie se le ha pasado por la cabeza el diferenciar ambas cosas, lo cual nos parece triste e incluso chapucero.
Pues bien, para los que
siempre hemos defendido al estado de Israel desde las trincheras de
la familia, de los amigos, de los pueblos, de los estados europeos -y
un largo etcétera que no viene al caso-, esta postura se nos antoja
una salida a la desesperada, que llega tarde y mal por parte de un
establishment judío -no hablamos de individuos, por supuesto-
que tenía la puerta cerrada a cal y canto para los enemigos, pero,
desgraciadamente, también para los amigos. Organizaciones como
Shavei Israel eran ninguneadas por las instituciones israelíes
que gestionaban los asuntos de la Diáspora y judíos militantes de
la talla de Dori Lustron de Por Israel, se partían la cara
periódicamente con determinadas instancias israelíes, por el
rechazo de éstas a abrir, no una puerta, sino un resquicio al mundo
no judío para temas que fueran más allá del mero turismo cultural.
En otras ocasiones hemos
señalado de dónde proviene esta actitud de autodefensa del mundo
judío y hemos manifestado comprenderla, dada la historia de este
pueblo sobre la faz de la Tierra. No obstante, en estos momentos se
impone el tirón de orejas, como mínimo, ya que somos muchos los que
hemos sentido cierta frialdad, cierta mirada de desconfianza, por
parte del mundo judío, cuando hemos tratado de entrar al zaguán de una
casa que idolatrábamos por multitud de razones, sin mayores pretensiones de ser invitados a cenar.
Nunca es tarde, dicen los
viejos del lugar, para aprender cosas en la vida. Ojalá este paso
implique que se aprende una lección y no sea, como parece, una
impostura superficial que pronto pasará de moda y donde se juzga en bloque y a bulto, pues cualquier camiseta de "I Stand with Israel" es bienvenida. Lo entendemos, de verdad, pero nos sigue entristeciendo.