Dejando que el arameo resuene en la apertura de otro Yom Kippur que llega, formulamos un deseo de envolvente energía renovadora para todos aquellos que creen que deben ayunar y para todos los que mañana trabajarán, para los que están a punto de pronunciar la plegaria y para los que no saben de su existencia, para los judíos y para los no judíos.
Por todos ellos y por todos nosotros, el jazan y la congregación están a punto de recitar: